¿Y tu quién eres?

¿Y tu quién eres?

Todos empezamos nuestra vida en común, absolutamente enamorados y convencidos que la llama de la pasión no se apagará nunca. Teniendo una vida sexual muy activa, donde todo es pasión.

¿Os acordáis cuando vuestra pareja era perfecta?

Estamos “súper” enamorados y todo es perfecto, ¡¡hasta él!! ¿Os acordáis cuando vuestra pareja era perfecta? ¡No tenia defectos! y los que tenía nos gustaban porque le hacían especial, si, si, todos hemos pasado por esa fase, NOS GUSTABAN SUS DEFECTOS, y cuando se iba de casa sin hacer la cama ¡SONREIAMOS!

¿Por qué no ha hecho la cama?

Pasan los años y llega la época de trabajo estresante, los embarazos, los niños, y una buena mañana nos levantamos, como el resto de mañanas: ducha, desayuno, venga vamos al cole que llegamos tarde, la mochila, ¡¡¡¡DATE PRISA QUE LLEGAMOS TARDEEE!!!! Y te das cuenta que la cama está sin hacer: pero ¡¡¡¿Por qué no ha hecho la cama?!!!!!

¿Y tu quién eres?

¿Y tu quién eres?

Ese, es el momento donde él se cae de nuestro trono de cristal. Y de repente le miras y piensas ¿desde cuándo tiene canas? ¿¡¡Huy!! que tripa le está saliendo, no?? Y volvemos a la pregunta  ¡¡¡¡Por qué no habrá hecho la camaaaaa!!!! Entonces, solemos actuar con cierto grado elevado de histeria, y preguntamos sorprendidas porque no la ha hecho, su respuesta es clara: “porque nunca la hago”.

Es entonces, cuando ellos empiezan a ver la fiera que llevamos dentro, a ver que, los efectos del tiempo y la gravedad han empezado a hacer mella en nuestro cuerpo ¡¡las rodillas ya no están en su sitio!!

Ese peligroso enemigo llamado RUTINA

Llegados a este punto, las mujeres solemos alejarnos de ellos dejando de tener relaciones y ellos se alejan de nosotras dejando de hablar. Probablemente, sin darnos cuenta, hemos dejado entrar en nuestras vidas a uno de los peores enemigos que tenemos, LA RUTINA. Es un enemigo silencioso, fiel aliado de la pereza y del egoísmo. Difícil de reconocer.

Los niños, ya no tan niños salen de casa y nos quedamos solos, ni nos reconocemos. Llevamos varios años compartiendo gastos de una casa común, cenas con amigos, tres hijos y algún encuentro íntimo. Pero hemos dejado de compartir lo más importante, nuestra entrega, nuestra intimidad, nuestras conversaciones, hemos dejado de mirarnos con otros ojos, en definitiva, hemos aparcado nuestra relación para centrarnos en los hijos o en el trabajo.

Cuando una pareja se ama, se ama de todas las formas

En casos como este, un buen termómetro –entre otros- que nos tiene que saltar, es la ausencia de relaciones durante largos periodos de tiempo. Cuando una pareja se ama, se ama de todas las formas. Se ama en el dialogo, en la cama, a través de la entrega diaria, en los detalles, en los enfados y se ama en las reconciliaciones. Pero si en todas las situaciones nos dejamos llevar por la falta pasión, por la falta de voluntad, nos dejamos llevar por la desgana y nos hacemos aliados de la pereza, estamos convirtiendo nuestro matrimonio en un proyecto vacío.

La gran reconquista de la PASIÓN

Un comienzo para romper esta situación es ir juntos de la mano reconquistando los pequeños detalles que nos han ido alejando. Detalles como empezar por mirarle de nuevo a los ojos y decirle por qué un día nos enamoramos de él.

Podemos reírnos con él, y confesarle que estábamos tan enamoradas que no nos importaba que no hiciese la cama.  Empecemos por volver a darle ese beso de buenas noches que hemos retirado. Podemos pedirle que nos abrace, hasta que nos haga sentir de nuevo segura entre sus brazos.

Y terminemos con la Gran Reconquista de la PASIÓN, esa que nos haga estremecer nuestro cuerpo en cada entrega, esa que nos haga tener ganas de volver a mirarnos y a tocarnos, esa que nos deja la sonrisa de una mujer enamorada de su marido.

 

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Soy esposa y madre de cuatro hijos y me gusta decirlo en ese orden. Licenciada en ADE y tras mis años de auditora y gestionando presupuestos en una editorial, empecé a tener la necesidad de gestionar esos conflictos que duermen en nuestro interior y que en ocasiones no sabemos expresar. Así que después de varios años haciendo entrevistas a matrimonios y parejas sobre la forma de comunicarnos en un tema tan personal como son los desencuentros afectivos y sexuales, me dedico tanto a dar conferencias como a asesorar y acompañar a muchas parejas con la necesidad de romper esa barrera que se ha creado entre ambos. En definitiva que puedan ver la manera de crecer juntos.

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