¡Hola! ¿qué tal la Vuelta al cole?
Supongo que muchos padres y madres (especialmente éstas últimas) estaréis felices porque vuestros simpáticos retoños ya están en el cole y os habéis quitado del medio el quebradero de cabeza de pensar qué hacer con ellos todo el día en casa: todo el día con la guía del ocio en la mano y tirando de abuelos, tíos, primos y amigos para que nos ayuden a conciliar vida laboral y familiar.
Vuelta al cole
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Yo debo ser la única persona en este mundo a la que eso no le pasa. ¿Qué os parece? No, no es que yo sea una madre excepcional, no: es que yo estoy en el otro lado de la puerta… de la puerta del cole, se entiende.
Y yo soy la que recibo a los retoños después de dos meses y medio de vacaciones.
El primer día de clase… ¡No os lo podéis imaginar!
No os imagináis lo que es el primer día de clase, cuando entran todos en el patio del colegio como si les persiguiera un dragón, gritando y corriendo… Yo en ese momento, cuando los veo llegar cada año me pregunto por qué no me habré dedicado yo a otra cosa. Mi madre dice que cuando era pequeña yo decía que iba a ser domadora de leones y, claro, tampoco es algo muy tranquilo.
Yo este año voy a ser tutora de una clase. Creo que la directora no me ha perdonado mis faltas – leves – del curso pasado y me la tiene jurada. ¡Me ha dado un curso que … ¡madre mía! ¡Vaya colección!
Os voy a hacer la ficha:
Número: 27 alumnos
Edad: 14 años. Si con uno en casa no sabemos qué hacer, ya me diréis con 27…
Composición por géneros: 16 chicas y 11 chicos.
Nacionalidades: ruso, argentino, portugués, inglés, americano y chino. Esto, la verdad, es lo que más me gusta. Es una oportunidad de aprender mucho de otros lugares, pero claro, hasta que me aprenda los nombres, me dan las Navidades.
Creía que me linchaban
El primer día, les puse por grupos para que se conocieran y ya empezaron los problemas. Yo quería que hicieran lo habitual: decirse cómo se llaman, qué han hecho en las vacaciones, cuáles son sus aficiones, etc. ¡Pues no! Utilizaron el rato que les di para darse el perfil de Facebook, Instagram, Twitter y demás… se han pasado ya las mejores tiendas de ropa de Internet y me han hecho spoiler de todas las series que yo quería ver este invierno.
El segundo día llevé una caja (que me tocó hacer la noche anterior) que deposité en una mesita a la entrada del aula. Les pedí que dejaran ahí sus respectivos móviles en silencio para que su sonido “no perturbara la tranquilidad de la clase” … ¡Creía que me linchaban!
Una monjita que impone más que un guardia civil
Lo que me costó explicarles que en clase no se podía tener móvil y, lo más importante, que no lo necesitaban. Tenían que estar atentos a lo que en clase sucedía y no a lo que pasaba en redes sociales. Pues no hubo manera: tuve que llamar a la directora, que es una monjita que impone más que un guardia civil.
Ella se lo explicó muy bien: les castigó una hora al final del día y les dejó sin descanso. Y lo entendieron (creo).
En fin, este curso se plantea divertido. Ya os iré contando.
De todos modos, aunque ahora me queje, también debo confesaros que ya echaba de menos a mis alumnos y el olor a colegio. ¿Olor? ¿He dicho olor? ¿con 27 adolescentes encerrados en un aula? Yo cada día estoy peor.
¡Feliz semana!
Fantástica. La realidad misma contada por una experta profesional. Un trabajo muy reconfortante que se verá recompensado al finalizar el curso.
Enhorabuena. Suerte y mucho ánimo .