¡Hola queridísimos amigos y amigas! ¿Cómo estáis?
Yo os contaré que ya estoy de “vacaciones”, si es que se pueden llamar así. Me he venido con mi prole al pueblo de mis padres (creo que ya os he hablado de este pueblo en alguna ocasión).
Vacaciones atípicas de verano
Contenidos del artículo
Este año, como todas las familias que se han planteado un “cese temporal de la convivencia”, nos vamos a repartir las vacaciones «atípicas» de verano. Así, yo estoy con los pequeños todo el mes de julio y mi queridísimo Tony todo el mes de agosto.
Ha sido idea suya. Dice que quiere alquilar una autocaravana y llevarse a los niñ@s a viajar por Europa. Yo le he dicho que mejor hable con algún circo a ver si le alquilan una roulotte. ¿Os imagináis a mi ex Tony viajando por Francia con unos trillizos, dos preadolescentes y una adolescente metidos todos en 7 metros de largo por 2,5 metros de ancho?
Si en condiciones normales le molestaban los atascos en el baño a primera hora de la mañana, no me quiero imaginar lo que puede ser el mes de agosto.
Con su pan se lo coma también en vacaciones
Pero, bueno, ese no es mi problema: él lo ha decidido así … pues, como dice mi tía Paula: “Con su pan se lo coma”.
Yo estoy tan tranquila en la casa del pueblo. Es una casa grande, de piedra, que era de mis abuelos maternos. Se ha ido reformando poco a poco pero no es un palacio. Es verdad que tiene de todo pero sin lujos. Lo mejor que tiene es el campo para correr y una especie de charca – los MEO la llaman el lago porque tienen mucha imaginación – en la que nos podemos poner a remojo en estos días de calor subsahariano.
Plan diario para unas vacaciones de verano con niños
Os cuento el plan diario:
9:00 tocamos diana y todos arriba (es muy temprano, pero si se levantan más tarde no duermen siesta.
9:30 desayunamos todos en el patio el pan del día anterior (hogaza) con tomate y aceite de oliva. Los MEO creo que van para panaderos…
10:00 los pequeños se visten y se lavan los dientes. Bueno, los dientes nos los lavamos todos, pero vestirnos…. Yo me paso el día en bañador con un trapo a modo de pareo que tiene el único objetivo de permitirme sentarme en las sillas de enea sin perder la piel a tiras.
De 10:30 a 13:30 TODOS DESAPARECEN. Unos se van al río a pescar con mi padre, otras se van a montar en bici … y mi queridísima hija Blanca, que estuvo dos días sin hablarme por “obligarla a confinarse en un pueblo”, resulta que ahora ha descubierto un chico monísimo con el que puede perder el tiempo y tontear desde la mañana a la noche (pobre novio chino, qué poco futuro veo yo a esa relación)
De 14:00 a 17:00 hay comida y siesta. Fin de la cita…
17:30 léase lo correspondiente a lo explicado en el apartado de 10:30 a 13:30, pero cambiando las horas: de 17:30 a 20:30 con una parada a las 19:00 para merendar.
21:30 cena, película y a dormir como si no hubiera un mañana.
¿Qué os parece?
Seguro que os estáis preguntando qué hago yo durante todas esas horas. Es fácil, comer, dormir, leer y pelearme con mi madre. Bueno e irme a hacer caminatas con mis amigas de la infancia. ¡Los primeros días tuve unas agujetas que pensé que no iba a volver a andar en la vida!
Además, tengo que preparar cuidadosamente mi viaje de agosto. Mi amiga Mariví también se ha separado y estamos pensando qué hacer.
¿Alguna sugerencia?
Os mantendré informad@s
¡Os quiero!
Rita