Una tarde de dentista

¡Hola queridas! ¿Cómo ha ido la semana?

Yo, dentro de lo que cabe no me puedo quejar: con tanto sobresalto en la actualidad, servidora ha mirado hacia sus “dominios” y se ha dado cuenta de que comparado con lo que pasa en el mundo, en mi casa no se está tan mal.

“En mi casa pasan cosas” (me encanta la frase) pero son cosas muy llevaderas: un día me saca de quicio Toni, otro día me sacan de quicio los MEO, otro día Marta y Paulita… la excepción es Blanca que, desde que está enamorada, me saca de quicio como un antibiótico de los de antes: casa ocho horas… o, lo que es lo mismo, desayuno, comida y cena.

Una tarde de dentista

Os cuento la última: el martes de la semana pasada teníamos TODOS (insisto TODOS) cita en el dentista. Mi amiga Vilma nos citó a la 4 de la tarde y allí llegamos con libros para leer, juguetes y una tarjeta VISA que entró llorando amargamente (y mejor no os digo cómo salió la tarjeta y la propietaria de la tarjeta…todavía no me he recuperado).

El diagnostico fue el siguiente: Toni limpieza y dos empastes, la que suscribe limpieza, una funda y una extracción. Los MEO y Marta nada de nada (solo hubiera faltado que a los MEO los hubieran tenido que hacer algo, si acaban de echar los dientes, como aquel que dice). Y, para terminar Paulita y Blanca que las dos necesitan brackets. ¿Alguien ha sumado? ¿Entendéis ahora por qué llora la VISA y la propietaria de la VISA?

Una tarde de dentista

Rompen la estética y el equilibrio facial

Si queréis os explico el pollo que montó la puñetera niña en la consulta del dentista. ¿Ella con esos aparatos infernales que rompen la estética y el equilibrio facial? La frasecita en cuestión, ya os lo digo, mi hija hubiera sido incapaz de pronunciarla hace unos meses. Hubiera gritado, hubiera llorado, hubiera dicho eso de “ni de coña” pero que “rompen la estética y el equilibrio facial… eso si que no.

Bueno, el caso es que decidimos dejar que se tranquilizara y hablar con ella y con su “churri” en casa y dejar el espectáculo en la clínica, que no era cuestión.

¿Por qué llora la VISA y la propietaria de la VISA?

El resto de los “afectados” fuimos pasando por el sillón sin rechistar. A mi decidieron sacarme la muela ese mismo día. Creo que fue lo mejor porque con el disgusto que llevaba encima, creo que me dolió menos. Me dolió más ver el presupuesto de todo el arreglo familiar. ¡Madre de Dios!

El caso es que salimos todos del dentista con un humor de perros y yo, la verdad, con la cara como un hámster. Y lo peor es que, como tuve la boca dormida un buen rato, no podía contestar bien a las barbaridades que salían de la boca de la nena. Menos mal que tengo buena memoria y se las pienso guardar.

Tatuarse con henna un diente en un tobillo

Lo bueno es que en estos últimos días, Blanca ha hablado con su chico y ambos han decidido que esto de los dientes es una prueba que la vida les ha puesto en su camino (¡¡¡¡¡) y que juntos la van a superar. También han decidido tatuarse con henna un diente en un tobillo. En fin…

Bueno queridas os tengo que dejar. Para colmo de desgracias, ayer Toni decidió que hacía él la cena: pimientos verdes fritos (no, tomates verdes, no; pimientos) y alitas de pollo.

No sé qué se le pasó por la cabeza en un momento determinado del proceso pero decidió destapar la sartén y salir huyendo de la cocina porque “saltaba” el aceite. ¡Me ha puesto una cocina con más lunares que un traje de gitana!

Ahí le tengo, enfundado en unos guantes de goma fregando los azulejos. Nos os mando foto por aquello de la privacidad pero ganas me dan…

Os quiero. ¡Feliz semana!

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