Hola Susi:
¿Cómo estás? Perdona por no contestarte antes pero es que he sufrido una serie de percances en estos últimos 3 días y no he conseguido enviar la carta antes. Digo bien: enviar. Escribir si. De hecho, la escribí nada más recibir la tuya pero cometí el error de escribirla de noche y dejarla al lado de la mesa del salón. Hasta ahí bien. El problema es que esa mesa es la que uso por las noches para cambiar los pañales a los trillizos (sé que no es lo más adecuado pero en el cambiador no me caben los tres y hemos tenido que re-decorar nuestro hogar).
Bueno, lo que te decía: escribí la carta, la dejé en la mesa y cuando me desperté al día siguiente ya no estaba. Misterios de la vida…
Como todavía tengo buena memoria, inmediatamente conseguí reproducir todo lo dicho y la volví a dejar en el mismo sitio: esta vez con una nota en rojo que decía “NO TOCAR”.
¿Te puedes creer que volvió a pasar lo mismo? La carta volvió a desaparecer…
Menos mal que ha venido mi madre hoy y, como siempre, ha resuelto el misterio.
Ha venido porque tenía que ir al pediatra. Quiero decir que tenía que ir yo, no ella. Bueno, yo iba porque tenía que llevar a los trillizos porque ni mi madre ni yo cabemos en el peso que tienen en consulta. ¿Sabes cuál? Ese que parece la báscula del fiambre dada de sí… esa misma.
Venga, que me lío. El caso es que parecía que Mateo y Lucas habían desarrollado una alergia a los pañales y se les había puesto el culete hecho una pena. Fíjate que cosa: dos de tres con alergia. Con las niñas no me pasó y es que los niños son quejicas desde que nacen…
Sigo. Hemos ido al pediatra y el doctor López les ha mirado muy bien, como suele hacer él: con sus gafas en la punta de la nariz y el palito del helado en el bolsillo de la bata. Ha estado unos minutos en silencio y, después, ha sentenciado: “estos niños a lo que tienen alergia es a la tinta”. ¡Mira! Me he quedado de piedra: ¿cómo puede ser que los fabricantes de pañales utilicen tinta para que los pañales parezcan blancos?
En ese momento mi mente ya estaba buscando abogado para meter en vereda a esos desaprensivos.
Pero ha llegado mi madre y después de cuchichear con el doctor unos segundos (los que yo he tardado en vestir a los peques), me ha dicho muy solemne: cariño, ya sabemos dónde han ido a parar las dos cartas que has escrito a Susi. Me he quedado de piedra.
¿En qué estaría yo pensando, por Dios? Según la explicación de mi madre, como estoy tan cansada, en plena noche he debido confundir la carta con una toallita o pañal y… son cosas que pasan.
Espero de corazón que a Mateo se le quite pronto del culo el mensaje “querida Susi, tengo ganas de verte” y a Lucas el “No tocar”. Afortunadamente Tino no tiene nada.
En fin, son cosas de una madre estresada y, según el doctor López, es cosa de que me vuela a graduar la vista porque hace 8 años que no voy.
Lo dicho, que tengo ganas de verte y que presiento que Tino va a ser el que más cariño te va a coger.
Besos amiga,
Rita
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[…] a esto le añades que este año vamos a llevar por primera vez a la playa a los MEO. Claro, a los MEO, sus pañales, el agua, la muda, el zumito, algún biberón, sus juguetes, sus […]