Esa voz interna que te dice no puedo… ¿Acaso soy un fraude?
Contenidos del artículo
- 1 Esa voz interna que te dice no puedo… ¿Acaso soy un fraude?
- 2 ¡No frenes tu éxito! Pon a raya el síndrome del impostor
- 3 Empecemos con el síndrome de impostor
- 4 Qué causas provocan el síndrome del impostor
- 5 Los 5 tipos de personas que podrían sufrir el Síndrome del impostor
- 6 Test para descubrir si tú también tienes síndrome del impostor
- 7 Descuida no eres un fraude. Cómo lidiar con el síndrome del impostor
Por fin ha llegado el mes de junio y aparecen las ganas de verano. El buen tiempo llega para instalarse y para que aprovechemos cada día al máximo. ¡Qué bien estar de vuelta en el blog! ¡bienvenido junio! Y como dice el refrán “Junio soleado y brillante, te pone de buen talante”
Me parece un mes muy importante, para intentar cerrar actividades y hacer balances y, dentro de este tiempo cambiante, para plantear nuevos desafíos y proyectos para la segunda mitad del año. Por eso también ando menos conectada de lo habitual en redes sociales, he moderado una cierta desconexión digital para descansar mentalmente y dar cabida a mi creatividad. Os he dicho en más de un artículo del blog que planifico un tema, pero luego el azar y las experiencias vividas me llevan a otro y es el caso del artículo de hoy.
¡No frenes tu éxito! Pon a raya el síndrome del impostor
Últimamente mantengo una rutina de salidas muy controladas y con toda la seguridad posible para recuperar cierta vida social. Hace unos días, en una de estas “quedadas” conversaba con una amiga acerca de “la vida”. Ella y yo nos conocemos hace muchísimo tiempo, nuestro crecimiento profesional ha sido paralelo (aunque separadas por distancia física) y sabemos mucho la una de la otra. Y… ¡cómo olvidar el confinamiento en nuestra conversación! Nosotras teletrabajando con nuestro alto nivel de exigencia, desconectando poco de nuestros móviles, montando formaciones, visitando virtualmente cualquier país para rememorar experiencias o viendo cinco webinars diarios para no perder la costumbre de seguir aprendiendo. En fin, lo siento pero estábamos muy identificadas con la productividad en su máxima expresión generada en la pandemia, lo que los expertos denominan “productividad tóxica” sobre la que he tenido oportunidad leer en el interesante artículo La pandemia provoca productividad tóxica: cómo identificarla y librarte de ella.
En toda esta vorágine ¿cuál ha sido el resultado? ¿Nos hemos sentido presionados por miedo a no cumplir las expectativas de los demás? ¿Necesitamos el reconocimiento de los demás para sentirnos válidos? ¿Nuestro perfeccionismo nos lleva a trabajar más para que nos vean los demás? Vamos detente un poco que son muchas preguntas y sólo de verlas estoy generando un cansancio…
Para acabar de rematar estas preguntas mi amiga, hizo este comentario: “a veces no me creo lo que he logrado y siento que estoy engañando a todo el mundo”. Me encantó que sacase el tema y le dije que a mí me ha pasado lo mismo, y más de una vez. No me resisto a contaros la última, en una reunión de negocios fallida (con mascarilla incluida en la comunicación) en la que a un empresario “experto” no se le ocurre otra que preguntarme: “y bueno… ¿tú que c… comunicas?”. En fin, solo le faltó decir la palabrota en cuestión antes de salir corriendo porque no había conseguido sus objetivos, pero me quedé sorprendida y pensando si era lo suficientemente competente en mi trabajo
En definitiva, se trata de esa voz interna que te paraliza y afecta tu capacidad para crecer y alcanzar tus objetivos. ¿acaso soy un fraude? Así que el tema de hoy es… el famoso “Síndrome del impostor”
Empecemos con el síndrome de impostor
¿Quién dijo que hacer grandes cambios en la vida es fácil? ¡Seguro que no fui yo!
En el caso de que te guste leer bastantes libros de autoayuda, seguramente tengas la percepción de que “vivir la vida de tus sueños” se convierte en algo tan fácil como pronunciar ciertas afirmaciones y repetirlas o bien comer alimentos saludables. En mi caso, disfruto con lecturas de autoayuda y superación porque si yo me ayudo puedo hacer que los demás se sientan mejor y también puedo ayudarles, sin embargo, creo que la mayor parte de los autores coincidirían conmigo cuando digo: “Esto no es tan simple”.
Ojo: el síndrome del impostor es mucho más común de lo que nos pensamos. Tranquilidad ante todo que no somos los únicos a los que nos pasa. Es más, cada vez que intentes lanzarte al siguiente nivel de éxito, seguramente que te vas a encontrar con una pareja muy bien avenida: el síndrome del impostor y los problemas del límite superior tal y como los describe Gay Hendricks, autor del libro Tu gran salto: Conquista tus miedos ocultos y lleva tu vida al siguiente nivel . El autor pone al descubierto que todos tenemos un límite máximo de felicidad, pasado el cual nos autosaboteamos inconscientemente. Gay Hendricks ha identificado los cuatro motivos fundamentales por los que nos autoboicoteamos y nos propone un camino hacia el éxito. Pero de esto hablaremos en otro momento
Como no me quiero enrollar y hacer de este artículo la Wikipedia, empecemos por describir qué es el síndrome del impostor o fraude para después profundizar en otros aspectos y no perdernos en la explicación.
El síndrome del impostor es la sensación de que no mereces el éxito que tienes en tu vida. Te hace dudar sobre tu inteligencia, creatividad y talento. Todo lo que consigues lo atribuyes a las circunstancias y no a tu capacidad intelectual. Dentro de la psicología, el síndrome del impostor se considera como una respuesta al éxito en la vida y la presión de ser mejores constantemente.
Las personas que padecen el Síndrome del Impostor o Síndrome del fraude temen ser descubiertas de un momento a otro. No tiene nada que ver con la preparación. Es una cuestión de actitud y de reconocimiento. Suele darse en entornos altamente competitivos y el profesional que lo sufre suele ser una persona comprometida con la organización, que inconscientemente, trabaja más y más duro para obtener reconocimiento de su valía. Propio y ajeno
“Analiza bien lo que tienes: te darás cuenta de que lo que has conseguido tiene mucho que ver con tu esfuerzo y valía”
Este síndrome vio la luz por primera vez en 1978 cuando dos psicólogas clínicas, Pauline Clance y Suzanne Imes, publicaron el estudio “El Fenómeno del Impostor en Mujeres de Alto Rendimiento”. De acuerdo con el estudio, existe un alto porcentaje de mujeres de alto rendimiento que consideran que su éxito se trata de suerte y no tiene nada que ver con su talento o calificaciones.
El estudio, que fue revisado por Clance en 1993, reforzaba el concepto de que el fenómeno del impostor es “la experiencia psicológica de creer que los logros de uno no se produjeron a través de capacidad genuina, sino como resultado de haber sido afortunado, haber trabajado más duro que otros, o haber manipulado las impresiones de otras personas” y que este afecta por igual a hombres y mujeres.
¿Alguna vez has sentido que no te mereces estar donde estás? ¿Crees firmemente que tu negocio es fruto de la suerte y no de tu talento y tu trabajo? ¿Te sueles plantear que quién eres tú para vender tu servicio a ese cliente? ¿Te identificas con estas preguntas?
Vaya que suena duro, si no puedo confiar en mí ¿quién más lo hará?
¿Son más propensas las mujeres a sentirse un fraude en el trabajo?
El informe encargado por Access Commercial Finance en Reino Unido desveló que los hombres tenían un 18 % menos de posibilidades de sufrir el citado síndrome. Dos tercios de las mujeres afirmaban haberlo experimentado. Este mismo estudio reveló que las críticas son la principal causa por la que las mujeres se ven a sí mismas como un fraude: una de cada cuatro admitió que los juicios de los otros minaban su seguridad. Además, una de cada cinco admitió que tener que pedir ayuda también les hacía dudar de sus capacidades.
Los jóvenes tampoco son inmunes. De hecho, aunque muchos no tengan puestos de responsabilidad y a pesar de que acaban de aterrizar en el mercado laboral, son más propensos a padecer este síndrome, según el estudio llevado a cabo en Reino Unido. Así, el 86 % de los jóvenes de 18 a 34 años admitieron haber sentido en el último año que no merecían su puesto de trabajo. Las personas de 45 a 54 años fueron las que menos lo experimentaron.
En cuanto a los ámbitos laborales, una encuesta publicada realizada a más de mil investigadores en Estados Unidos halló que las mujeres en entornos académicos sufren niveles de síndrome del impostor por encima de la media.
El informe Fenómeno impostor y motivación: las mujeres en la educación superior, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Cincinnati (EEUU), desveló que muchas de ellas sentían que no se merecían su trabajo.
Otro estudio, realizado en esta ocasión a empleados de empresas tecnológicas como Amazon, Facebook, Microsoft o Google, desveló que más de la mitad de los trabajadores del sector tecnológico reconocía haber padecido el síndrome del impostor.
Lo cierto en mi caso, es que profesionalmente trato con mucha frecuencia con mujeres empresarias y con mujeres que se han decidido a emprender y crear sus propios negocios y estas inseguridades no tienen una explicación superficial, sino que se trata de un problema con más trasfondo. Puede ser falta de instrucciones claras, falta de mentoría, miedo a algo que no conocemos y a reconocer nuestras capacidades. Si logramos entender las causas que nos generan inseguridades podremos disponer de herramientas para enfrentarlas cara a cara y conseguiremos ejercer un mejor liderazgo tanto con nosotros mismos como con los equipos con los que nos relacionamos.
“Cuando te reconozcan por algo, simplemente de las gracias. Evita todo pensamiento negativo o limitante que quiera asomar”
Al compartir nuestras experiencias, los aprendizajes y también, saber qué nos funcionó y qué no o en qué fracasamos, hemos detectado una serie de creencias que alimentan nuestro síndrome. Me gustaría compartirlas con vosotros:
“Solo los líderes agresivos y estrictos crean equipos exitosos.”
Cada persona tiene su propio estilo de liderazgo. En las ocasiones que tratamos de ser quien no somos, puede salirnos el tiro por la culata. Un liderazgo de tipo agresivo puede llegar a convertirse en un liderazgo del terror y que tus colaboradores te sigan por miedo y ese mismo temor, los lleve a no señalarte errores que puedes estar cometiendo.
“Para tener un emprendimiento exitoso se necesita ser hombre”
Se necesitan muchas cosas que no dependen del género: Resolver un problema, oír a los clientes, crear un gran producto. Se necesita estar siempre dispuesto a seguir aprendiendo, tener un gran equipo, rodearse de personas que compartan tu pasión y que sepan más que tú.
“Para ser el CEO de tu empresa, necesitas saber de todo”
De todo no se puede saber en profundidad, pero si tienes que entender muy bien cómo funciona tu empresa y aprender a priorizar. No debes ser un especialista en finanzas, pero sí deberías saber cómo se gasta o invierte el dinero; no debes ser un experto en tecnología o desarrollo de software, pero sí debes conocer cómo funciona el producto o servicio que ofreces. En resumen, debes ser capaz de organizar un equipo donde cada integrante conozca muy bien su área de trabajo y que tú puedas utilizar el mismo lenguaje laboral con esa persona.
“Para obtener capital se necesita ser agresivo”
Y a vueltas con el agresivo otra vez. En realidad, para levantar capital necesitas empuje y ganas. No se necesita ser agresivo, aunque es una de las muchas estrategias que funcionan. Se necesita ser auténtico y demostrar una pasión genuina por resolver un problema
Qué causas provocan el síndrome del impostor
Dudar nos ayuda a poner las cosas en perspectiva, a continuar siendo cuidadosos con el trabajo, a no asumir que las cosas saldrán siempre perfectas. Pero en un mundo que nos pide certezas (de que vamos a poder pagar, que confirmamos nuestra asistencia, que cumpliremos con los plazos establecidos, nuestro producto no puede fallar) la incertidumbre puede llegar a ser muy incómoda y sentirse como si fuera un padecimiento.
En este momento, en el que es posible borrar fotos de un pasado bochornoso, eliminar tweets de los que nos arrepentimos y bloquear personas con las que las cosas salieron mal; da la impresión de que los procesos deben ser impecables, de que el camino entre el deseo y la consecución de nuestras metas va a ser un camino de rositas y no vamos a encontrar espinas. Tenemos la imagen de que todo es perfección y “buen rollismo” y no es así, existe una gran diferencia entre la saludable y útil búsqueda de la excelencia y la malsana e inútil búsqueda de la perfección.
“Si piensas que tu éxito se debe al trabajo duro y no a tu talento, ya sabes lo que puedes cambiar”
De poco nos va a servir conocer sólo el resultado del trabajo de las personas que admiramos, nos va a dar la sensación de que las dificultades que se nos presentan a la hora de realizar un proyecto son el indicador de nos hemos equivocado en el camino. Cuidado con estar siempre comparándonos negativamente. Sí, sí, sabes de lo que te estoy hablando… compararse con los demás y menospreciarse. Seguro que te has escuchado diciendo frases del tipo: “¿A quién le va a interesar lo que tengo para decir?”, “¿Y si se burlan?”, “Yo no soy como Fulano que sabe un montón”. No te compares, cada uno es único y va a su propio ritmo. Como dice mi admirable amigo Francisco Alcaide “Sólo a través de otras personas puedes alcanzar tu mejor versión”.
Algunos especialistas afirman que el síndrome de del impostor puede ser debido a algunas de estas causas:
⚠️ Dinámicas familiares durante la infancia. Si has sentido que de pequeño y en tu juventud tus padres te presionaban para sacar las mejores notas o bien te comparaban con algún familiar, un compañero de clase o cualquiera que parecía ser más inteligente que tú, es probable que en la actualidad te sientas un incompetente, aunque realmente no lo seas o bien que experimentes esa necesidad de llegar más lejos de lo que estás ahora.
⚠️ Altas expectativas y auto-exigencias
Las personas que padecen el “Síndrome del Impostor” son tremendamente perfeccionistas y auto-exigentes. Se imponen unas metas demasiado altas, difíciles de alcanzar casi por cualquier persona, por muy competente que se sea. Por este motivo, suelen pensar que son mediocres en lo que hacen, cuando de hecho lo que están haciendo es distorsionar la realidad: son sumamente competentes y buenas, lo único que ocurre es que no son perfectos ni demasiado hábiles ajustando sus metas.
Todo esto tiene mucho que ver con el miedo a perder el control y arriesgar, en el propio ego, que suele ser como nuestro “Pepito Grillo”, diciéndonos al oído que no salgamos de nuestra zona de confort, que no te expongas a lo nuevo, y que vivimos muy tranquilitos tal y como estamos.
⚠️ Miedo al fracaso
Vivimos en una sociedad de éxitos, en la que el fracaso está mal visto. No se tiene en cuenta que los malos resultados nos ayudan a crecer y a llegar a ese éxito que buscamos. Escuchamos a nuestros padres decirnos lo inteligentes que somos y que podemos con todo. De repente, nos damos cuenta de esta realidad distorsionada y nos esforzamos en secreto para no ser desenmascarados. De esta forma pensamos que no descubrirán nuestra vida “normal” y sin éxitos destacados.
⚠️ Estereotipos sexuales. En la actualidad sabemos que afecta por igual a hombres y mujeres, pero hace unos años se pensaba que ocurría más en mujeres. Se pensaba que era así debido a los mensajes recibidos sobre éxito en hombres y fracaso en mujeres y a la presión de la sociedad para que la mujer sea perfecta ejerciendo demasiados roles al mismo tiempo, sin perdonar ni comprender un fallo en ninguno de ellos debido a los “mensajes de éxito y fracaso en la sociedad” y a la “presión ante ser madre y, al mismo tiempo, una profesional de éxito”
⚠️ Diferencias salariales. Cuando en nuestro trabajo no somos valorados económicamente de manera justa tendemos a creer que es porque no somos tan competentes como deberíamos ser, y que por eso no somos recompensados. Sin olvidar de que la mayoría de las veces debemos validar constantemente nuestros conocimientos debido a la falta de confianza en nuestras capacidades intelectuales, en el caso de los hombres esto les pasa en menor medida
“Este sentimiento de ser un fraude puede bloquearnos y convertirse en una barrera que impida seguir creciendo en el entorno laboral”
Los 5 tipos de personas que podrían sufrir el Síndrome del impostor
Cualquier persona puede padecerlo si no es capaz de internalizar y apropiarse de sus logros. Valerie Young, reconocida experta internacional en este campo y autora del libro The Secrets Thoughts of Successful Women, ha categorizado los comportamientos relacionados con este síndrome en cinco grupos:
Perfeccionista: se imponen metas excesivamente altas y, cuando fallan, experimentan una gran baja autoestima y preocupación e incluso si alcanzan el 99% de sus objetivos, sienten que han fracasado. Cualquier pequeño error les hace cuestionar su propia incompetencia. El éxito no suele ser satisfactorio porque piensan que podrían haberlo hecho mejor.
Superhombres o supermujeres: se presionan a trabajar cada vez más duro para dar la talla, pero esto es una forma de cubrir sus inseguridades. La excesiva carga de trabajo puede dañar su salud mental y sus relaciones personales. Se esfuerzan en trabajar más duro que los demás para demostrar que no son impostores. Sienten la necesidad de tener éxito en todos los aspectos de la vida, en el trabajo, como padres, como socios, y pueden sentirse estresados cuando no logran lo que se proponen.
Genio natural: se juzgan a sí mismos en base a que tienen que conseguir las cosas al primer intento. Están acostumbrados a que todo les resulte fácil gracias a sus habilidades, y cuando tienen que esforzarse, su cerebro les dice que es una prueba de que son impostores. Cuando no pueden hacer algo rápido o de forma fluida, se estresan y se agobian.
Individualista: sienten que pedir ayuda pondrá en evidencia su supuesta incapacidad. Llegan a rechazarla para probar su valía. Piensan que deben realizar las tareas por sí mismos, y que si necesitan pedir ayuda es una señal clara de que son un fracaso.
Experto: Tienen la necesidad de conocer toda la información de lo que sea. No se presentarán a un trabajo si no cumplen con todos los requisitos, y no se atreven a hacer una pregunta en clase o hablar en una reunión por miedo a parecer estúpidos si no saben la respuesta.
Recuerda lo que sabías cuando empezaste, o fíjate en la gente que empieza y verás que sus dudas hace tiempo que tú las dejaste atrás.
Test para descubrir si tú también tienes síndrome del impostor
Llegados a este punto seguro que te apetece saber si tú también haces parte de estos 70 % de la población. Te invito a que entres aquí para hacer el test de la doctora Clance (en inglés)
Si no te manejas bien con el inglés, te dejo aquí algunas preguntas que te llevarán a saber si tienes el síndrome del impostor.
1. ¿Te cuesta aceptar cumplidos?
2. ¿Sientes que no mereces los reconocimientos que recibes?
3. ¿Sientes que las cosas que has logrado en tu vida ha sido principalmente por suerte?
4. ¿Piensas que tus logros no son tan impresionantes como algunas personas dicen?
5. ¿Te consideras una persona perfeccionista?
6. ¿Temes que los demás descubran que no eres tan inteligente ¿Temes que los demás descubran que no eres tan inteligente como creen?
7. ¿Tiendes a recordar con más frecuencia tus errores que tus aciertos?
8. ¿Tiendes a compararte con otros y piensas que no eres mejor que ellos?
“Tendemos a no encontrar en nosotros mismos nuestras fortalezas y, por tanto, si no las encontramos no las podremos ofrecer al exterior”
Si la mayor parte de las respuestas son SI ya lo sabes, el síndrome del impostor, puede hacerte la vida complicada. Va a limitarte en tu desarrollo profesional, por el miedo de no estar a la altura. Vas a tener más estrés, por excederte con el esfuerzo y por evitar a toda costa cometer errores. Y cuando lleguen los logros, no sabrás disfrutarlos.
Pero hay algunas claves que pueden ayudarte a superar el síndrome del impostor. Si empiezas a ponerlas en práctica desde hoy mismo, verás cómo poco a poco vas transformando tu visión sobre ti mismo
Descuida no eres un fraude. Cómo lidiar con el síndrome del impostor
Debes saber que hay maneras en las que puedes transformar estos sentimientos de una manera saludable y proactiva. También hay que aprender a mirar con perspectiva la realidad, especialmente en lo que respecta a éxitos y fracasos, además de reflexionar sobre debilidades y fortalezas (DAFO) para poder sacar lo mejor de uno mismo. Pero ¿cómo puedes liberarte de estos sentimientos negativos?
Tu cerebro crea conexiones mentales tan fuertes que hacen que pienses y actúes de la forma en la que ya lo acostumbraste a hacerlo. Es decir, si piensas que tus éxitos son producto del azar y no de tu trabajo duro, cada vez que logres algo tu cerebro automáticamente te guiará a pensar: “Fue pura suerte, porque yo no soy capaz de hacerlo”. Y el círculo vicioso se repite una y otra vez.
En el libro “En cambio”, su autor, Estanislao Bachrach, dice que tenemos 0,2 segundos para vetar un pensamiento negativo que no aporta a nuestro objetivo a largo plazo. O sea, para decirle al cerebro: “No, no pienses así, no hagas esto”. Parece un tiempo muy corto, pero es suficiente para frenar el pensamiento automático y reemplazarlo por uno más real y alineado con tus objetivos. Cuando hayas obligado a tu cerebro a pensar de forma distinta varias veces seguidas, lograrás pensar de una forma nueva y así se habrá producido un cambio dentro tuyo.
Si te apetece, toma nota de estos consejos que por lo menos a mi me han servido para aumentar la confianza y dejar de dudar de mis habilidades en momentos de debilidad.
🔛 Reconoce los síntomas que experimentas
La primera clave, es reconocer que el síndrome existe y que lo estás sintiendo. Presta atención a tus emociones. ¿Cómo te sientes cuando los demás te reconocen tus logros, o cuando consigues algo muy deseado? Revisa las ideas que vienen a tu mente. Toma conciencia de lo que estás pensando; incluso es muy recomendable escribirlos. Así vas a tener más claridad sobre cuáles son tus pensamientos negativos, y podemos empezar a cambiarlos.
🔛 Aparta de tu lado el perfeccionismo
Está bien que tengamos el deseo de hacer las cosas lo mejor posible, pero no te obsesiones con la perfección. Quítate la idea de que, si no sabes algo, o si cometes algún error, los demás van a pensar que eres un fraude. Entiende que no somos perfectos, y que todos nos equivocamos, porque somos humanos. Eso no le quita ningún mérito a las cosas que consigues: al contrario, se lo añade.
“Aprovecha las críticas para mejorar y disfruta de las felicitaciones por el trabajo bien hecho”
🔛 Practica la compasión contigo mismo
Es necesario aprender a ser amable contigo mismo. Todos tenemos un diálogo interno constante; y lo que nos decimos condiciona nuestra manera de ver la vida. Por eso, si te hablas a ti mismo de manera negativa todo el tiempo, vas a terminar por sentirte muy inseguro, y no vas a atreverte a explorar todo tu potencial.
El remedio es la compasión, en este caso la compasión contigo mismo. Porque no tratamos a casi nadie tan mal como nos tratamos a nosotros mismos. Reconoce que eres humano, acepta tus debilidades, y valora el mérito que tienes cuando te sobrepones a ellas para conseguir cosas en la vida. En definitiva, compréndete a ti mismo como el ser humano único, imperfecto y valioso que eres.
🔛 Deja de compararte, y céntrate en el valor que aportas
De verdad, deja ya de compararte con los demás, y de pensar en lo que van a pensar de ti, y enfócate en el valor que aportas. Una técnica que funciona es desafiar tus propias afirmaciones. Si has conseguido algo valioso para ti, y enseguida piensas “¡Que buena suerte he tenido!” o” En realidad el mérito no es mío”, enfréntate a esos pensamientos y en su lugar reflexiona y hazte la siguiente pregunta: “¿Qué he hecho yo para conseguir esto?” Cuando lo hagas, vas a ser consciente de son tus acciones las que te han traído ese buen resultado.
Céntrate en poner valor en el mundo desde tu autenticidad y desde tu pasión: porque eso es, precisamente, lo que te convierte en único. Cuando lo que haces está alineado con tu identidad y con tus valores, ya no puedes ser un impostor: porque estás siendo tú mismo, y nadie más que tú puede serlo.
🔛 Vence tus miedos y asume nuevas oportunidades
No te voy a decir que sea fácil, pero hay que intentarlo y atreverse a asumir riesgos y nuevas oportunidades. Deja de ser tu peor enemigo y no te autosabotees como leía en este artículo. Puedes caer fácilmente en el autosaboteo: puedes rechazar desafíos, oportunidades, ascensos, solo porque dudas de tus propias capacidades, porque sientes que no vas a hacerlo bien, o que no te lo mereces.
Pero claro, si no te involucras al cien por cien, si sigues probando o intentando las cosas porque te da miedo tirarte a la piscina, entonces siempre vas a tener síndrome del impostor. Por eso, abraza las dificultades, asume riesgos controlados, y aprovecha con curiosidad y sin miedo las oportunidades que se te presentan.
La próxima vez que te enfrentes a uno de estos momentos tensos, imagina que te acercas con confianza y entusiasmo en lugar de dudas y temor. Imagina que te sientes energizado y cómodo mientras estás allí, liberado de tus miedos acerca de cómo te podrían juzgar los demás. Imagina acabar esa situación sin arrepentimiento, satisfecho de haber hecho todo lo posible, independientemente del resultado medible. No hay ningún fantasma que tengamos que andar persiguiendo.
Cuando nos sentimos presentes proyectándonos con seguridad, nuestra habla, expresiones faciales, posturas y movimientos se alinean. Se sincronizan y se enfocan. Y esa convergencia interna, esa armonía, es palpable y resonante, porque es real. Es lo que nos hace convincentes. Ya no estamos luchando contra nosotros mismos; estamos siendo nosotros mismos. Nuestra búsqueda no debe tratarse de encontrar carisma o de administrar con cuidado la impresión que estamos causando en otras personas. Se trata de la conexión honesta y poderosa que creamos internamente, con nosotros mismos. Es una cuestión de dónde ponemos y trabajamos nuestro foco de atención.
Seguro que te ha sorprendido saber que vencer el Síndrome del Impostor, que no se trata tanto de un trabajo mental sino de demostrarte que de verdad eres bueno en lo que haces. Espero que este post te sirva para que dejes de cuestionarte si eres válido o no. Si aplicas alguna clave o tienes otra distinta para aportar, me gustaría conocerla para ayudarnos entre todos.
Y recuerda ¡No frenes tu éxito! Pon a raya el síndrome del impostor
Si has llegado hasta aquí ¡Gracias por leerme!