Como ya hemos mencionado anteriormente cuando hemos hablado de creencias y de autoestima, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y también condiciona nuestras acciones. Nuestros hijos nos modelan constantemente, por ello tenemos que ser conscientes del impacto de nuestras palabras.
Objetivos versus expectativas
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Menos expectativas y más objetivos
Constantemente decimos y pensamos cosas del tipo: debería apuntarme al gimnasio, debería hacer dieta, debería acostarme más pronto, debería llamar a mi amiga, etc. Lo que se llaman los propósitos (y no solo en Año Nuevo). ¿Te suena?
“La fatalidad de los buenos propósitos es que siempre llegan tarde”
Oscar Wilde
Al final no hacemos ninguna, se van quedando en el olvido y lo peor de todo es que cuando nos acordamos de nuevo de ellas nos frustramos por no haberlas hecho. Por ejemplo, cuando después de haber dicho 100 veces que vas a ir al gimnasio, una tarde te vas de compras, te pruebas un pantalón y la cremallera se niega a cerrar ese espacio abismal que existe entre los dos extremos.
Para transformar todo esto, existen unas preguntas muy potentes que te puedes hacer:
- ¿Realmente lo quiero hacer?
- ¿Qué pasa si no lo hago?
- ¿Cuáles son las consecuencias?
- Entonces ¿quiero o no quiero?. Si la respuesta es SI, pongo fecha y hora. Si la respuesta es NO, me olvido de ello y a otra cosa.
Acumular muchos debería hacer que se quedan sólo en eso y que al final no hago, va a desembocar en una situación estresante.
Si la mantenemos es posible que la transmitamos a nuestros hijos con el ejemplo; les enseñaremos a estresarse, a acumular expectativas y a no hacer ninguna. Menos expectativas y más objetivos. Y un objetivo tiene una fecha y una pregunta ¿Qué voy a hacer diferente para conseguirlo?
Prueba a decirte esas mismas frases cambiando solo una palabra: quiero apuntarme al gimnasio, quiero hacer dieta, quiero acostarme más pronto, quiero llamar a mi amiga, etc.
¡Querer es poder! Y lo cambia todo.
Por tanto, sustituimos el “debería” por el “quiero”.
Prueba esta herramienta y si te funciona ¡Quédatela!.