¡Hola queridos!
¿Cómo os va la vida? Yo estoy encantada, la verdad. Pasado el momento “Robocop” de la semana pasada en la que me dolieron TODAS las partes de mi cuerpo, TODOS los días y a TODAS horas, esta semana ya voy mucho mejor. Van a tener razón los que dicen que eso de hacer deporte libera estrés y endorfinas y a la larga pone de buen humor.
Liberando endorfinas
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He dicho bien: a la larga. Yo tengo que reconocer que la semana pasada tuve un humor de perros; o dicho a la manera castellana: estuve de una mala leche que no había quien me tosiera.
Lo de ser un dolor con forma de mujer acaba con el buen humor de cualquiera. Sentada estaba regular pero cuando intentaba levantarme no sabéis lo que era… darme la vuelta en la cama era una tarea prácticamente imposible y subir y bajar la escalera era como si mi cuerpo se transformara en un gato de escayola: igual de ágil y elegante.
Discusiones por doquier
Y, claro, en estas condiciones es muy fácil discutir con todo el mundo: yo me peleé con Toni (lo normal, como siempre), con mi madre, con mi suegra, con mi hija mayor y con los MEO.
Pobrecitos, sé que no tienen la culpa, pero eso de que no sepan andar todavía y haya que agacharse para cogerlos del suelo ha sido un calvario.
Revisión ginecológica
Lo peor de todo fue el jueves que tuve que ir al ginecólogo a hacerme una revisión. Ya de por si, el momento no es para hacer una fiesta (todavía me pregunto cómo es posible que no hayan inventado otra manera de hacer la revisión ginecológico.
¡Dios mío qué pérdida de dignidad ante alguien que no es de la familia!).
Bueno, sigo: mi médico tiene la consulta en el centro de Madrid y para evitarme el lío de aparcar, decidí coger un taxi. ¡La que lié para entrar y salir del taxi!.
Nunca me había parado a pensar en lo que tienes que agacharte y doblarte para entrar en ellos.
Para mi ese movimiento de levantar ligeramente la pierna para entrar y a la vez girar y sentarme en el asiento me resultó más o menos como batir un récord olímpico (Besos Mireia, sigues siendo mi ídolo).
Cuando me acomodé creo que se me habían saltado las lágrimas. Y claro, en cuanto me distraje ¡ya habíamos llegado a destino y vuelta a empezar!
Cita con el sustituto
Lo de dentro de la consulta fue el colmo: mi doctora está de baja y pasaba consulta un médico de su equipo al que yo no había visto en mi vida.
Le tuve que pedir ayuda para colocarme en esa especie de potro de tortura para la exploración. No era capaz de moverme yo sola.
En fin, menos mal que la revisión salió bien y que ya mi cuerpo se va acostumbrando al ejercicio o ha perdido ya la sensibilidad completamente, no sé.
El caso es que ahora estoy de buen humor, me río mucho en el gimnasio y Toni dice que llego a casa bastante más relajada que de costumbre.
¡A ver si va a ser verdad que hacer deporte es bueno!
Un abrazo y feliz semana a todos