El autoamor está de moda pero más allá de gustos y tendencias pasajeras, todo pasa por querernos a nosotras mismas desde dentro pero también desde fuera.
En este pandémico 2021 habrá quien no tenga ganas de celebrar esto del «autoamor» y, otros que muy al contrario, se entreguen a cualquier distracción con el fin de evadirse de la insólita y dura realidad que vivimos.
Amar nuestra belleza a los cincuenta y también la ajena, nos lleva a ejercer ese autoamor y enamorar/nos a los cincuenta. El amor también se irradia y, siendo un poco más prosaicos, ya se sabe, empieza por uno mismo. Pero…
Enamorar a los cincuenta
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¿Nos queremos poco o mucho a los cincuenta? Por supuesto, no hay una regla y, aunque he buscado, no he encontrado estadísticas sobre cómo nos vemos frente al espejo las mujeres que hemos pasado esa cifra, un poco el ecuador que separa la juventud de la vejez o que nos sitúa en la madurez.
Lo cierto es que si preguntamos a los profesionales de la estética, ya sean médicos, dermatólogos o cirujanos plásticos, llegar al 49+1 es comienzo del fin para estar guapa sin cuidarse. Porque, en este punto hay que insistir: tener estilo, saber como maquillarse o qué tratamientos hay que emplear para disuadir al paso del tiempo no es estar bien.
Es en este punto donde llegamos a unos de los términos de moda. El wellaging, o lo que es lo mismo, envejecer bien. El modismo está muy asociado a la belleza saludable, en el sentido de desechar la vida sedentaria, de comer sano y de sentirse bien con uno mismo, gracias a prácticas positivas que se reflejan en nuestro exterior.
Envejecer bien, primero por dentro, después por fuera
El yoga, el pilates, pasear, el diálogo interior, meditar, el descanso, dedicarnos tiempo es wellaging. También lo es huir de las comidas precocinadas, de lo que sabemos que no nos sienta bien, de comer rápido y mal por atender a los demás. Ya hemos superado aquello de “eres lo que comes”, pero es cierto que lo que comes te envejece cuando es malo. No es necesario seguir las últimas modas de superalimentos y buscar en tiendas especializadas sal de este u otro lugar ni semillas de esto o aquello. La dieta mediterránea, y más en concreto la española, es suficiente, cuando está equilibrada y supervisada, si es necesario, por un profesional de la nutrición.
Más allá, envejecer bien es sentirse confortable en la propia piel, a pesar de las circunstancias. Seguras y firmes, sí, apoyándonos en las fortalezas y en eso de lo que no se deja de hablar, de la resiliencia, que en ningún caso debe ser sinónimo de resignación.
En cuanto al cuidado estético, no es lo mismo, llegados los cincuenta, hacerse este o aquel retoque cuando tenemos una buena salud que se refleja en nuestro físico, una armonía interior, que, saltándonos todo lo anterior, recurrir una y otra vez a los tratamientos médico estéticos. Es decir, sobretratarse.
Las mujeres de cincuenta, si hablamos del rostro, han empezado ya a padecer eso que se llama ptosis gravitacional y que no es otra cosa que la caída del tejido de la cara, por la pérdida progresiva de colágeno. Dependiendo del tipo de piel, del estilo de vida (lo señalado anteriormente) la dermis estará más o menos en condiciones de retener ciertos productos o vitaminas. De ahí que un tratamiento de mesoterapia (ácido hialurónico con vitaminas) tenga un menor plazo de reposición en alguien de 40 años que en alguien de 50.
Cirugía estética y wellaging
La cirugía estética son palabras mayores en este sentido porque el lifting cérvico facial, que es la operación que rejuvenece cara y cuello es una intervención bajo anestesia general que opera en las estructuras profundas, para recolocar tejidos y estirar. Si uno se pone en manos de un buen profesional, es la solución para caras maduras y que no se resignen a que los años se transformen en arrugas o que se descuelgue la piel creando ese efecto que recibe ese nombre tan feo de “cuello de pavo”.
Otras cirugías que la mujer se puede realizar para un envejecimiento mejor son, sin duda, las de reducción: de pecho y de abdomen. En ambos casos, sobre todo en el primero, se gana en salud y en bienestar. El pecho grande, cuando ya se tiene una edad, presenta una caída que puede producir dolores de espalda, además de problemas dermatológicos. Por supuesto, cuando es una talla excesiva, no es atractivo y envejece.
Lo mismo ocurre con ese problema, bastante odioso, que supone el depósito de grasa abdominal que ya no remite ni con ejercicio ni con dieta. La liposucción o la abdominoplastia (cuando existe distensión de los músculos de la zona) lo solucionan en una cirugía que cada vez se demanda más y que va reduciendo y aligerando sus tiempos y cuidados postoperatorios.
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¿Cirugías para envejecer mejor? Sí, se quiere y se puede y, por encima de todo, a salvo de los prejuicios sociales al respecto que todavía existen.
Lo importante es verse bien. Con o sin cirugía, con o sin maquillaje, pero no rehuir al espejo. Cuando nos enfrentemos a él con toda la valentía que supone el aceptarse puede que entonces, la imagen que éste nos devuelva sea la de una mujer de cincuenta enamorada de sí misma y lista para enamorar.
Feliz Día de la Mujer a todas.
Carmen de Blas es periodista y directora de Todo Cirugía y Estética