Dentro de unos días, me voy a regalar Diez días de silencio.
Diez días de silencio
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Silencio exterior… y me pregunto ¿habrá silencio interior? ¿se callará esa voz que me acompaña día y noche? ¿se apaciguará mi necesidad de quedar bien, de ser buena, de ser coherente…? ¿soltaré el control de que las cosas pasen como yo quiero que pasen? ¿seguiré pretendiendo estar en mi centro, toda mindful, toda paz, todo amor…?
¿Abrazaré mis mareas y mis tormentas con una sonrisa en los labios? ¿acariciaré mi alma con una enorme comprensión? ¿o sacaré el látigo de la autocrítica, tan conocido para mí?
Diez días de silencio ¿Para qué?
Serán Diez días de silencio.
Un silencio para escuchar lo que se abre en mi interior. Un silencio para escuchar el latido de mi corazón. Un silencio a veces ruidoso y otras armonioso. Un silencio que quiere hablar, que quiere ser visto y escuchado. Solo necesita un espacio para permitirse ser y existir con todas sus luces y sombres.
Un silencio que jugará a los contrastes. Un silencio que contará historias de todo tipo. Todas las historias serán de amor, aunque se vistan de diferentes aspectos. Podrán ser disfraces reconocidos o no, bonitos o feos… pero solo serán disfraces. Porque en el fondo solo latirá el amor. El amor que yo soy. El amor que tú eres y que somos como parte de la vida.
Soledad en compañía
Estaré sola y acompañada. Mi compañera: el silencio.
Ahora suelto expectativas de mi viaje y simplemente disfruto estar aquí, en este sitio, y ahora, en este momento.
Agradecida y presente.
¡Feliz verano!
El amor que tu eres…