Día de Bautizo

Querida Nati,

¡Estoy agotada! Y tengo tal dolor de pies que no sé si meterlos en agua con sal o directamente cortármelos. Hay que ver lo que tenemos que sufrir las mujeres cuando tenemos algún “happening” y queremos estar monas.

Como ya sabes, ayer fue el bautizo de los MEO y, claro, como te puedes imaginar, yo decidí que para ser el último bautizo que Tony y yo vamos a protagonizar juntos, yo tenía que lucir como una estrella de cine en la alfombra roja.

Y la verdad es que lo conseguí, por lo menos la primera hora. Me compré un vestido precioso en una boutique que me recomendó una amiga en la calle Serrano. No te quiero ni contar el dineral que gasté en el equipo completo; léase: el vestido, los zapatos, la pamela, el bolso y un collar. Si le sumamos, la peluquería, manicura, pedicura y maquillaje … medio mes de la extra ya lo tengo adjudicado. ¡Válgame Dios, qué exceso!

Pero, como te decía, iba monísima. Salí de casa deseando encontrarme con algún vecino/a; esos mismos que te encuentras cuando bajas en chándal, coleta, sin sujetador y con chanclas a tirar la basura. Si, esos mismos que, aunque te escondas detrás de los buzones del portal, te ven estupendamente y además intentan darte conversación. “¡Hombre Rita! ¡Cuánto tiempo! ¿Qué tal los niños?

Bueno, pues de esos no me encontré ninguno, así que no tuve más remedio que llamar al timbre de mi vecina del segundo a pedirle un imperdible. ¡Se quedó muerta cuando me vio! Me dijo que mi outfit (antes “vestido”, “conjunto” o “avío”) le recordaba al que llevó la infanta Cristina en la boda de los reyes.

El caso es que me metí en el coche como pude porque con una pamela es muy complicado sentarse y ponerse el cinturón dignamente. Tony llevó en su coche a las tres niñas y yo a los MEO. Hazte a la idea: sienta a tres bebés en un coche, cada uno en su silla, ponles el cinturón… y todo ello con unos tacones de aguja de 12 cm y con una pamela que parecía un ruedo.

Al llegar a la iglesia otra movida: si meterlos en el coche en el garaje es una aventura, imagínate sacarlos del coche en medio de la calle, con mi madre, mi suegra y una tía de Tony intentando cogerlos en brazos. Cada vez que me acuerdo…

Creo que te imaginarás que me senté en el banco de la iglesia como si hubiera corrido la Maratón de Nueva York. Ya entonces me empezaban a doler los pies, he de confesar. Tony me sugirió en voz baja que al terminar fuera a casa y me cambiara de zapatos, pero ¡imagínate!… Le dije: ¡NI HABLAR QUERIDO!

Y así que me fui a la celebración: con pamela, tacones, un niño en brazos y una niña enfadada agarrada a mis piernas. ¡Qué día nos dio Paulita! La pamela se me enganchó al entrar en el coche y a punto estuvimos de tener un percance.

Mujeres que rien con Rita

La celebración estuvo francamente bien. Todo el mundo lo pasó muy bien y disfrutaron mucho. El único problema es que decidimos que fuera un cóctel y, claro, yo estuve la mayor parte del tiempo de pie.

El resto ya es historia. Sólo añadiré que cuando llegué a casa y me quité los zapatos no reconocía mis pies: ni de forma, ni de fondo, ni de ancho, ni de nada de nada.

 

Mira que han pasado ya unas horas y todavía me cuesta apoyar el pie en el suelo.

En fin, no sé si decirte que me lo he pasado bien o que lo he sufrido, pero ¡ya está!: los MEO ya están bautizados, los zapatos en el zapatero y la pamela dando vueltas por la casa porque, con lo grande que es, ahora no sé donde guardarla. ¿No necesitarás una?

Un beso,

 

 

2 Comentarios

  1. BUENOS DÍAS!!
    ME HA ENCANTADO!!. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR HACERME SONREIR!!.
    SENTIRNOS MÁS «BONITAS» POR UNOS DÍAS TAMBIÉN NOS HACE FELICES, ASÍ QUE ¿POR QUÉ NO?.
    FELIZ Y MÁGICO DÍA PARA LAS DOS!!
    BESIÑOS!!

    • Gracias Esther por tu comentario. Desde el Blog creemos y potenciamos dos cosas; la sonrisa y el espíritu positivo. Nos alegra mucho a Mercedes y a mi que te haya gustado la historia de nuestra inefable Rita. Feliz semana

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