Para: Marta Hora: 18:15h
ASUNTO: TE VAS A QUEDAR MUERTAAAAAA
Hola Marta,
He intentado hablar contigo varias veces esta mañana y no he podido. No. Tranquila, que no es culpa tuya ni de tu teléfono: resulta que me he equivocado de teléfono y llevo todo el día llamando a Martha, la madre de una niña canadiense que vino de intercambio el año pasado. He caído cuando me ha llamado hace un ratito, más mosqueada que una mona, y me ha preguntado qué es lo que pasaba para haberla llamado 6 veces de madrugada. ¡Qué vergüenza! Es que estoy muy nerviosa.
Te cuento: resulta que esta mañana, cuando he bajado al garaje, me he encontrado un papelito encima del parabrisas de mi coche. Pensé que era un anuncio, pero, no. ¿Sabes qué era? Pues una nota de un “ferviente admirador” que me pedía perdón por atreverse a escribirme, pero, según él, ya no podía aguantar más.
¿Cómo te quedas? Yo helada. Me han empezado a temblar las piernas y me he tenido que apoyar en el coche. Te transcribo la nota:
“Querida vecina. Perdona por el atrevimiento, pero, desde hace unas semanas, estoy viviendo un calvario y ya no aguanto más. Te veo todas las mañanas, noto que me miras un tanto distante y no lo soporto. Me fijé en ti el día que hice la mudanza y nuestras miradas se cruzaron y no puedo dejar de pensar en ti. Sé que no tengo posibilidades, pero me encantaría poder tomar un café contigo…”
¡Vamos, vamos, vamos! Yo sabía que estaba perdiendo peso y me notaba con el guapo subido, pero ¡no para tanto! La nota acababa diciendo que si estaba de acuerdo le dejara una nota en un hueco que hay al lado del cubo de la basura. Y ya me conoces, no soy capaz de dejar a alguien triste. Por supuesto que le he dejado la nota y ahora cuando llegue a casa miraré si hay respuesta. ¡Qué nervios!
Le iba a decir que lo de la mirada era porque soy miope pero no me ha parecido apropiado. Por más que lo pienso, no caigo en quien puede ser. Es que tampoco recuerdo haber visto una mudanza… como soy tan despistada.
Luego te cuento
Para: Marta Hora: 18:45h
ASUNTO: TE VAS A QUEDAR MUERTAAAAAA
¡Ya estoy en casa! He venido como un cohete y creo que me han puesto una multa por exceso de velocidad, pero me da lo mismo. ¡Tengo respuesta!
“Gracias, gracias, gracias por tu generosidad al contestar a la nota. Si estás disponible y quieres hacerme el hombre más feliz del mundo te espero esta noche a las 22:00 en el Café London. Soy Bob”.
¡Qué educado y qué correcto tiene que ser este hombre, por Dios! El sitio no me parece el mejor: es el café que hay en la esquina de mi calle. Es un poco cutre y no es muy romántico, pero también es verdad que lo habrá decidido pensando en mí y en mis obligaciones. Es un detalle que sea consciente de que tengo obligaciones familiares. Todo un caballero.
Ahora tengo que pensar qué le digo a Toni. ¡Estoy emocionada! Huelga decir que no voy a hacer nada de lo que pueda arrepentirme, pero chica, qué quieres que te diga, después de tanto pañal, papillas y deberes me viene bien un poco de ilusión.
Para: Marta Hora: 23:00h
ASUNTO: TE VAS A QUEDAR MUERTAAAAAA
¡Me cago en tooooo! ¡En los jóvenes! ¡En lo que llevan coleta! ¡En los calvos! ¡Y en todo lo demás!
Ya sé que no son horas y ya sé que no son formas, pero vengo de la dichosa cita y si no me desahogo con alguien esta noche me va a dar un tabardillo.
¡La que he tenido que organizar para poder salir a las 10 de la noche! Le he dicho a Toni que me había llamado una amiga que tenía un problema y necesitaba hablar conmigo. No ha entendido muy bien la razón por la que salía pintada como una puerta para ir a ver a una amiga en problemas. Ha empezado a hacerme preguntas y la hemos tenido. Se me ha soltado la lengua y le he dicho de todo: que es un egoísta, que no confía en mí, que yo no le tengo que dar explicaciones, que ronca… de todo, hija, de todo.
El caso es que ya he salido de muy mal humor, pero con la ilusión intacta por la cita.
He llegado al café y el panorama era de lo más desolador: cuatro jóvenes sentados en una mesa bebiendo cerveza como si no hubiera un mañana y todo lo demás vacío. Mi humor ha empeorado porque no me gusta llegar la primera a una cita y la ilusión inicial se ha visto afectada.
Me he sentado en una mesita en un rincón lejos del ventanal y me he puesto a disimular mirando el móvil, como hacemos todos.
Al ratito ha entrado un bombón que no te lo puedo describir: alto, guapo, con una coleta de esas que se llevan ahora muy hípster y unos brazos de llorar de emoción.
Yo, como si no pasara nada, me he ido al baño para hacer tiempo y que no se notara que había llegado antes que él. Me he pintado los labios tranquilamente y al salir me he acercado a él muy digna y con una voz sensual (o parecida) le he dicho: “Hola Bob. Soy Rita”.
Y me ha mirado con una cara de asco que no te puedo explicar. Me ha dicho: “Pues qué bien. Soy Fermín y estoy esperando a mi pareja”. Y la pareja ha entrado en ese mismo momento. Otro muchachote guapo, guapo, guapo.
Casi a la vez, he oído una vocecilla que decía: “Bob soy yo”. Al darme la vuelta, casi me caigo de espaldas. Sentado – escondido, diría yo – en una mesita había un chaval que, con ropa, zapatos y la silla en la que estaba sentado, no pesaría más de 50 kilos. De la cara mejor no te hablo porque lo que tenía no era acné: era un brote de sarampión.
Me he quedado sin palabras y por un momento he pensado que lo mejor que me podía pasar es que cayera un meteorito y me diera en la frente.
El buen Bob, muy timido, ha añadido: “Encantado señora. ¿Es usted la madre de la señorita con la que me había citado?”. Mira, no le he dado un bofetón por si le tiraba de la silla y encima me denunciaba.
Me he sentado como he podido y me he pedido un gin-tonic largo de ginebra para reponerme. Bob se ha pedido una cerveza sin alcohol y cuando nos lo hemos bebido, he pagado (le he tenido que invitar, claro) y me he vuelto a casa.
La conclusión a la que he llegado es que ¡se ha confundido de coche y la nota era para la hija de mi vecina Pilar!
“Mil perdones”, me ha dicho “ha sido un desafortunado error”. ¿Error? ¡Será gilip….!
Y ahora a ver cómo me disculpo yo con Toni que, por si fuera poco, está enfadado y no me habla.
Un beso,
Rita
Muy bueno Mercedes,has conseguido que me meta en el relato de lleno…:-)
Está Rita es genial. Gracias por el comentario Maria Jesús. Un abrazo fuerte de parte de Mercedes y mia.