Hola Teresita,
¿Cómo estás tesoro? Yo sigo aquí luchando contra esos kilitos de sobra y tratando de recuperar la rutina del trabajo. Como te comenté, me he organizado para hacer un poco de ejercicio antes y después del trabajo. (Como si no fuera suficiente deporte llevar una casa con 6 niños, de los cuales 3 son bebés, una un adolescente, otra un pre-adolescente y la otra pobre mía una-princesa-destronada. Si ya con eso me tenían que convalidar una maratón.)
Llevo dos semanas y estoy completamente agotada: no te puedes imaginar el lío que tenemos por las mañanas. Lo de las mochilas es para verlo: las dejamos preparadas por la noche en la puerta. Las seis juntitas, como si fueran los zapatos de la Noche de Reyes. Hasta ahí todo bien pero es que resulta que mi suegra – la de las ideas geniales – decidió comprar seis mochilas IGUALES porque le hizo gracia y dijo que podía ser nuestro distintivo familiar. Te puedes imaginar las que liamos por la mañana.
No hay forma de distinguir qué mochila es de cada uno: Blanca se puso un llavero con la foto de un tal Shawn Mendes pero se lo robaron el primer día. Después puso otro con forma de corazón que también desapareció a las pocas horas. Ahora ha puesto un lazo. El problema es que el otro día se peleó con Paulita y ésta por hacerle una gracia le cambió el lazo de mochila y lo puso en la mochila de Oscar. Resultado: Blanca se fue a clase con las mudas de su hermano, el Apiretal, los pañales, las toallitas, los juguetes… y un potito de frutas. Por su parte Oscar llegó a la guarde con los libros de su hermana. El caso es que me llamó mucho la atención lo que pesaba la mochila del niño pero no se me ocurrió abrirla. Te harás cargo de que por las mañanas me pesa hasta la vida.
Bueno, todo es cuestión de tiempo o de cambiar de mochilas.
De mis aventuras en bici por Madrid prefiero no hablarte. ¡Madre mía! Cada día me pasa algo diferente pero lo peor es el estado en el que llego a clase. Como normalmente voy con el tiempo justo pedaleo por las calles como si no hubiera un mañana y, claro, llego al colegio como recién salida de la ducha. Así que ya no me ducho en casa: ahora voy en chándal y llevo la ropa en una bolsa junto con los artículos para el aseo. Cuando llego voy directamente al polideportivo y me doy una ducha rápida. ¿Te puedes creer que no he conseguido ni un solo día ponerme ropa sin arrugas? En las clases de primera hora de la mañana voy que doy pena. En el resto también pero ya se nota menos.
Me pregunto si esto merecerá la pena.
Dicho esto, necesito pedirte un favor ¿tú me puedes reciclar en materia de términos nuevos? Si, así, en general. Verás doy clase a 1º y 3º de la ESO y hablan de una forma muy rara. Blanca no habla así … o si habla yo no le presto atención (qué vergüenza, qué mal suena eso). En cualquier caso, en una clase con 28 chavales hablando raro, es fácil perder la cabeza.
No sé la diferencia que hay entre Pinterest, Flickr o Instagram. No entiendo bien qué es un blog ni para qué sirve un ebook y cuando me piden que suba un documento a la nube me entran los siete males… eso, sin contar la cara que se me quedó el otro día cuando me dijo la directora, la madre María del Dulce Nombre que íbamos a empezar a hacer webminars y a hacer skypes. Le dije a todo que si porque no podía entretenerme y no quería que me viera llorar.
¡Por favor, ayúdame!
[…] sin ir más lejos, me acordé mucho de ti y de cuando todo el grupo nos quedamos encerrados en el ascensor del hotel de Palma de Mallorca. ¿Te acuerdas? Todavía tengo grabada la cara del conserje cuando nos sacó de allí gritando que […]